Conozco la sonrisa brillante de las mañanas...
Las tardes melladas,las desdentadas noches.
Sé del aullar de gigantes en lumbres aspas de molino
,sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas,sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca,
sé de las palabras inútiles como bolitas de humo,y de camas deshechas como lienzos desflorados.
Sé de los bordes cortantes del canto herido,
sé de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo, ese rostro vagamente familiar,
que me mira a cada instante desde el espejo...


-kutxi Romero-

19 de julio de 2010

Soy dueño de una petaca de ron, de mis sueños, y de mi libertad.

Soy dueño de una petaca de ron, de mis sueños, y de mi libertad.

Y lo más triste es que no soy dueña de nada. Pero he tenido todo. Con 22 años. He tenido todo. Y hoy lloramos, bebemos, recordamos, fumamos, filosofeamos… frases tan sabias como “todo esto es culpa de Homer Simpson”. Dije que no era dueña de nada. Mentira. Soy dueña del ahora. De este momento. De la mezcla más pura de la tristeza y felicidad, de la vida. De la vida que nos hace estar aquí. Hace 6 meses ni sabíamos que existíamos, y hoy, ahora, parece que no podemos vivir sin nosotros. Sin ninguno de nosotros. Sin ninguno de esos momentos, ni escudos protectores de penas, de 24 horas de mundo de las comunicaciones, o de lágrimas traicioneras. También con escudos de probabilidades imposibles, sólo posibles en otro mundo, de amabilidad, de corazón abierto, de tricolores y empanadas. De Federaciones y sueños en construcción, remodelar vidas… Pero sobre todo, escudos de los de verdad. De los de luca 8. De los que sólo se entienden en este mundo, en los entrechoques renes bellavistas…

Y han cerrado los ojos. Sueñan. ¿Qué estarán soñando? Quizás en ese futuro de unión, quizás en ese hasta luego, que siempre supiste que fue adiós, quizás en esa montaña que se ve al fondo pintada de blanco, e ilumina la ciudad, ilumina a la gente, me ha iluminado la vida.

Era 27 de febrero de 2010, y yo, estaba despidiéndome de la otra punta del mundo, mientras el suelo había atemorizado a miles de personas, nosotros, debatíamos del cuándo y como se escribía, escribimos para protestar, cuando nos sentimos mal cuando nos indignamos… y llevo tanto tiempo sin escribir… y es que he sido tan feliz.

Chilena de corazón.