Conozco la sonrisa brillante de las mañanas...
Las tardes melladas,las desdentadas noches.
Sé del aullar de gigantes en lumbres aspas de molino
,sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas,sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca,
sé de las palabras inútiles como bolitas de humo,y de camas deshechas como lienzos desflorados.
Sé de los bordes cortantes del canto herido,
sé de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo, ese rostro vagamente familiar,
que me mira a cada instante desde el espejo...


-kutxi Romero-

27 de enero de 2010

Utopías de cambio...

El cambio. ¿Qué significaba el cambio exactamente? ¿De verdad alguien pensaba que un hombre porque fuera negro iba a cambiar el mundo? Hace pocos días los medios dejaban por unos minutos a un lado Haití, para hacer alusión al primer aniversario de Obama en la Casa Blanca. Analizaban los pros y los contras de sus avances en este primer año de mandato, las promesas electorales cumplidas, y las que están por cumplir.
Démosle un poco más de tiempo de que cambie las cosas, me dicen algunos.
¿De verdad nadie se da cuenta de que no se trata de tiempo? ¿De verdad nadie se da cuenta que los presidentes son marionetas, un poco menos que nosotros, pero igualmente marionetas del dinero y las grandes empresas?.

El verdadero cambio empieza porque Estados Unidos, no sea el líder de un mundo, donde existen multitud de países más. Que la abolición del racismo no sea que un presidente sea negro, sino que en Irak se cuenten los muertos estadounidense, y no se ignoren los muchísimos muertos de la población invadida. Que ni los vivos ni los muertos sean de primera y segunda categoría. ¿A caso eso no es racismo?.
¿De verdad alguien piensa que se le ha ganado la batalla al racismo?.

El verdadero cambio está, en que las condiciones precarias de un país, no provoquen que un desastre meteorológico se convierta en un desastre humano. En que en un país del mismo mundo brillen rascacielos, y en otro destaque la desolación de chavolas y casas derrumbadas. En que en un país una crisis signifique que no te puedes ir de vacaciones un año, y que en otro signifique pelearse por la comida que llega de fuera. Por un misero trago de agua.

El verdadero cambio, no está en que un candidato a la presidencia de EEUU vote que no a la Guerra de Irak, cuando gobernaba el payaso de turno, y que ahora el siga la payasada, llegue a la presidencia y continué con la invasión en Irak, y la incremente en Afganistan. ¿Ya no nos acordamos del no a la guerra? ¿Qué fue de aquellas manifestaciones multitudinarias, reconfortantes, y esperanzadoras en la bondad humana? ¿Qué pasa? ¿Qué si en los Goya no salen los actores famosos diciendo no a la guerra, si en los medios no nos bombardean con imágenes sangrientas de la misma, si ya no nos cae mal el que dice si a la guerra, nadie se acuerda de que si hay guerra?.

El verdadero cambio está, en que votar a un partido u a otro (Republicano o Demócrata, PSOE o PP), realmente tenga significado en la práctica real. Que al fin y al cabo, no sean el mismo partido, con matices distintos en ciertas cuestiones. Que como dice Eduardo Galeano, no sólo podamos votar la salsa con la que ser comidos, que podamos elegir no ser comidos. ( Esto es lo más utópico que he escrito nunca).

El verdadero cambio está…en que la humanidad y la bondad, ganen la batalla a la ambición y al dinero. En que humanidad no sea mandar dinero a Haití mientras sale en los medios, y que en dos meses nadie se acuerde de Haití, como hoy nadie se acuerda de aquella guerra que hace ya más de 8 años que empezó. En que la justicia, sea justa. En que la corrupción desaparezca. En que no pensemos que las desgracias del mundo son sólo las que mediatizan los medios. En lo contradictorio de un indigente durmiendo dentro de un banco multinacional…

En que no seamos comidos.

13 de enero de 2010

LLovía. LLueve.

Con cuidado, delicadamente, lentamente, las gotas del cielo iban dejando un paisaje húmedo en la ciudad condal. Sin chaparrones, sin brusquedades, sin asustar a nadie. Yo seguía mis pasos, mezclándome con la lluvia, disfrutando del momento de tranquilidad del día. Mientras la gente incesante abría sus paraguas, y aceleraba el paso, yo observaba paciente lo que se cruzaba en mi camino.

Dos chicas de la mano, desprendiendo esa mirada que radian los ojos de los afortunados, ingenuos, que están envueltos en la burbuja del amor, ajenas a todo, el suave llanto de la lluvia sólo les hacía cosquillas.
Un vagabundo, como un mueble más de la ciudad, al que todos ignoraban, al que nadie veía, yacía inmóvil en una de tantas esquinas de la ciudad. El guitarrista del metro, cerraba los ojos e imaginaba que toda la gente que pasaba por allí, estaba para sentir su música, como si de una reconocida estrella se tratara, puede que yo fuera la única que estaba allí para eso. En un callejón del Raval, se oían gritos y puños, mientras en la cera de en frente trapicheaban con estupefacientes. Sólo unas calle más allá, los mossos conversaban y reían en la puerta de su refugio. Tras atravesar las caóticas ramblas llenas de turistas, de Mikel Jacksons, de hadas, de Ronaldiños, y de acróbatas… llegué al paseo marítimo. En el mar, las gotas volvían a su hogar, cansadas de llorar. Con sus telas blancas desplegadas, los emigrantes ilegales, se buscaban la vida de la forma más honesta que podían. Cuando uno estaba apunto de venderle uno de sus bolso a una turista, uno gritó, ¡Policía!. En un instante el paseo estaba vacío a lo lejos se observaba como con sus sacos al hombros corrían despavoridos. Los mismos, que en su refugio huían del llanto del cielo minutos antes, e ignoraban los gritos del Raval, ahora se pavoneaban de ellos. El suelo resbaladizo no pudo evitar que uno de ellos derrapará. Derrapando su vida. Entre seis mosso le agarraron violentamente y se lo llevaron. El cielo volvió a llorar, esta vez, un llanto torrencial. Pero yo seguí sin correr. Seguí sin abrir mi paraguas. Me quedé allí quieta, pensando en por qué se le llama justicia a la ley.
De repente me vino a la cabeza, una conversación con un amigo, en la que debatíamos sobre un trabajo que estaba realizando yo sobre la democracia. Y recordé estas palabras:

“mentiras para ser votados, para seguir también después siendo el puesto en el que se encuentran (..) y ya lo mejor es todo el dinero que son capaces d apropiarse , lo hacen
y no sólo eso, hacen movimientos ilegales, que a su vez dentro d la ley son legales, y lo son porque ellos lo permiten para poder seguir estafando
sino mira el último caso mas conocido
el Juez Garzón, se embolsó no se cuantos kilos d pesetas, `por unas simples charlas en un congreso,unas charlas por millones, se llegó a descubrir que el tipo hizo unos movimientos bancarios, para no tener que pagar nada, cuando el dinero se lo estaban pagando de debajo de la mesa , aún así, el tipo consiguió mostrar ese dinero como limpio, y no sólo eso, consiguió no tener que pagar nada, dicen… que la ley se gana con la ley por algo será, y los que han implantado esas leyes , siguen arriba, y siguen aprovechándose de ellas, y dejan los huecos justos para poder hacer ellos sus chanchullos”


y otro me dijo…
“tu sólo dile, que la democracia, es mentira. Quizás no te apruebe, pero nunca se olvidará de ti".”


Acaba de empezar a llover otra vez.