El jueves, 17m, hizo
un año. Un año de el momento en el
que para mi empezó todo. Dónde yo deje de ser quién era, porque me empecé a
plantear quién quería ser y cómo quería vivir. Me transforme, porque puse todos
mis esfuerzos en trabajar por descubrir y hacer realidad el mundo en el que creía.
Miles de personas lo hicieron. Han pasado muchas cosas en estos 365 días.
La alegría y la
tristeza, la frustración y la acción, la impotencia y la indignación, la
destrucción y la construcción, los recortes y concentraciones, las porras y las
manos en alto, la lucha pacífica y
la represión desmesurada, los debates y el fuego, han ido de la mano.
Ese día. 17 de marzo del
2011, decidí casi por casualidad, pasarme por Plaza Cataluña, a ver qué era lo
que estaba pasando, sin poder llegar
a imaginarme lo que significaría para mi y para miles, ni lo que viviría a raíz de eso, la historia ya se la saben. No pretendo escribir otro texto sobre
la experiencia y lo que significó, significa. Un año
después, creo que es el momento de la evaluación, para poder seguir evolucionando.
Fuimos a las plazas,
porque estábamos cabreados, que era bastante más que indignados, pero sobre
todo porque nos queríamos comprometer. Me quede en esa plaza el primer día
porque vi a gente comprometida con su futuro y el de todos. Me quedé en esa
plaza, porque quería reclamar mis derechos y denunciar las injusticias, porque
era muy conciente del que sistema en el que estamos inmersos y los valores que
lo dominan ( competición, jerarquía, desigualdad, superioridad, individualismo,
egoísmo..) no eran la sociedad en al que quería vivir. Me quedé, porque me di
cuenta que éramos miles lo que pensábamos eso, y que entre todos podíamos construir una sociedad que se
basara en otros valores. ¿Qué
conseguimos en ese mes y medio de acampada?.
- - Conseguimos organizar una mini-sociedad basa en los valores de cooperación, igualdad, participación, horizontalidad…
- - No conseguimos escucharnos en muchas ocasiones, ni ser fieles a los valores de respeto en los momentos de tensión, que eran continuos.
- - Conseguimos despertar conciencias, conseguimos dejar las discotecas por los debates, conseguimos pensar lo que queríamos.
- - No conseguimos dejar de comprar cevezas a los "pakis", ni fuimos capaces de solucionar los problemas más profundo de nuestra sociedad que estaban representados en esa plaza, por no tener las herramientas para gestionarlo en la mayoría de las ocasiones.
- - Conseguimos no juzgar al otro por las diferencias sino convivir y trabajar por los puntos en común.
- - No conseguimos interiorizar el consenso como forma de construcción, formándose diferencias al tomar decisiones por votación que no respetaban la opinión de las minorías, lo cual en nuestro discurso reclamábamos.
- - Conseguimos organizarnos y tomar decisiones de manera horizontal
- - No conseguimos, que los medios entendieran la magnitud de lo que sucedía, no conseguimos que entendieran que ninguno representábamos nada, igual que nadie nos representaba.
- - Conseguimos que un "punki" y un jubilado de 70 años debatieran, marcharan y construyeran juntos.
- No conseguimos huir de la simplificación y la etiqueta de los medios. Perdimos “el somos el pueblo” del principio, por un colectivo concreto “los indignados”, “el 15-m”, como si fuéramos unos individuos concretos ajenos a la sociedad afiliados algún tipo de organización, mentira. Sólo éramos gente.
- - Conseguimos construir alternativas, conseguimos una red de contactos que hoy a permitido miles de proyectos de cooperativas, ocupaciones rurales, iniciativas sociales, plataformas, grupos o simplemente personas que no han dejado de luchar por los derechos educativos, sanitarios, sociales etc.
- - No conseguimos ponernos de acuerdo en unos puntos tangibles que reclamar, porque lo que buscamos es mucho más complejo que eso, porque no se trataba de pedirles favores sino de construir alternativas, porque el enemigo no eran 5 puntos, era el sistema entero.
- - Conseguimos señalar a los verdaderos culpables. Conseguimos hacer patente en la mente de todos la dictadura del capital y la falsa democracia.
- - No conseguimos que se pararan los recortes, que los políticos nos escucharan, no conseguimos establecer una verdadera democracia, de hecho los recortes y eres han aumentado desmesuradamente, el PP tuvo mayoría absoluta, las escenas de desahucios, paro, embargos.. se suceden en la población, mientras con su dinero se sigue rescatando a los bancos. La constitución fue modificada sin preguntar al pueblo, y en pro de pagar una deuda ilegitima con nuestro dinero, antes que hacer que ese dinero circulará en el país para restablecer la economía del pueblo.
- - Conseguimos luchar con la palabra y no con las armas, conseguimos resistir pacíficamente y demostrar que teníamos razón.
- - No conseguimos que los violentos, los antidisturbios, entendieran que éramos el pueblo, no “el enemigo”. No conseguimos si quiera que entendieran que luchábamos también por sus derechos. No conseguimos que dejaran de pegarnos, de humillarnos, de detenernos por nada, de criminalizar la protesta social. No conseguimos que se identificara, ni que se juzgaran sus agresiones.
- - Conseguimos entender que el problema era global, y actuar globalmente, conseguimos una proliferación de acampadas por todo el mundo, con seguimos una protesta global de miles de personas bajo la mismas premisas, en los lugares más dispares del mundo, reclamando los mismos derechos, y señalando a los mismos culpables. Millones de personas en todo el mundo.
- - No conseguimos dejar de ser cómplices de todo lo que criticábamos, al fin y al cabo hemos crecido en el capitalismo. No conseguimos dejar de comprar Coca-Cola, ni de beber Estrella Dam o desvincularnos de las compañías telefónicas.
- - Conseguimos que las asambleas se extendieran en todos los barrios, conseguimos tratar localmente los problemas globales con pequeñas soluciones. Reapropiación de espacios vacíos producto de la especulación inmobiliaria, a familias desahuciadas; redes de apoyo mutuo, cooperativas de intercambio, dinamización y compromiso en los barrios, debates, charlas, talleres, participación y cooperación.
Muchas cosas me dejaré…
Ha pasado un año, la
conmemoración fue más emotiva que efectiva. Fue reconocimiento de que nunca
podríamos volver a sentir la magia que sentimos en esa plaza un año antes, pero
también la asimilación de que lo importante no era la plaza, nos mirábamos, un
año después, sin siquiera acordarnos de nuestros nombres, pero nos reconocíamos,
nos conocíamos. Aunque todo era muy distinto, todos habíamos cambiado. A la vez
que nosotros luchábamos por cambiar y construir alternativas, nuestros derechos
se veían cada vez más afectados. La resistencia pacífica se convertía en
delito, se criminalizaba la protesta social, se instauraba la política del
miedo en la ciudad, aumentaba la represión, se dejaba libre a Camps,
Urdangarín, Millet... y demás ladrones, mientras se metía en prisión sin juicio
a personas por participar en manifestaciones. Se comenzó una caza de brujas y
se violó la intimidad de la gente. Se celebraban funerales por la educación y
sanidad. Se desahuciaba a la gente que tenía que seguir pagando a los ladrones, algo que era suyo y que
le habían robado, con un dinero que no tenía. Se identificaba a gente elegidos
por sus vestimentas, y se les preguntaba su ideología política. Continuaba
la manipulación mediática. Se
rescataba a los bancos y se obedecía a Alemania.
De la conmemoración
se pasó a la Acción. Acciones con objetivos y peticiones concretas, con un
objetivo último concreto. Mordor. Si la banca son los culpables, actuemos en la
banca. Así desde el día 15 de mayo del 2012, una nueva energía surgió. Distinta a la del
año anterior. Mucho más madura y consciente, con unas pretensiones claras.
Desde entonces, se ha comenzado una cacerolada diaria a los pies de las Torres
Mordor, como se ha rebautizado a las torres de la Caixa. 12 horas ininterrumpidas
de cacerolada demostraron la energía y las ganas de luchar por los derechos que
seguimos teniendo. A pesar de los
momentos de frustración e impotencia, somos concientes de que el camino por
delante es largo y no precisamente fácil. Sabemos a dónde queremos llegar, el
camino ya se irá construyendo por el camino. 6 días de cacerolada, de pitódromo continuo, mientras
aumentan los motivos. Los mossos identifican a la gente por manifestarse, y
acompañan a Mordor todo el día, están con dinero público, con nuestro dinero a
las órdenes del capital para reprimir al pueblo. Los medios callan, hay
CENSURA, porque de nuevo el capital lo ordena. La Caixa chantajea a todos los
medios con retirar los ingresos de publicidad de sus periódicos si informan
sobra la protesta a la entidad. Y los medios ceden al chantaje. Silencio mediático. Adiós el derecho a la información, adiós la libertad de prensa. Se olvidan de que tenemos las redes.
Si una cosa hemos
aprendido, es que si queremos que las cosas cambien, no podemos pedir que las
cambien otros, tenemos que cambiarlas nosotros mismos.