Conozco la sonrisa brillante de las mañanas...
Las tardes melladas,las desdentadas noches.
Sé del aullar de gigantes en lumbres aspas de molino
,sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas,sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca,
sé de las palabras inútiles como bolitas de humo,y de camas deshechas como lienzos desflorados.
Sé de los bordes cortantes del canto herido,
sé de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo, ese rostro vagamente familiar,
que me mira a cada instante desde el espejo...


-kutxi Romero-

14 de septiembre de 2009

"Vi lo que no mira nadie, y me dio vergüenza y pena"


Como si fuera parte de la ciudad, como un mueble más, 3 meses después seguía ahí. Un mueble con alma, que nadie ve. Pasa desapercibido entre el humo de los coches, el temblor del metro, el caos de la muchedumbre, la calma de los turistas por las ramblas, la prisa y el estrés de los autóctonos, el ruido contaminador de la ciudad, entre los bancos que se forran y los que se ganan la vida con su arte en las calles, entre los edificios de lujo para tiendas de marcas, y los puestitos para los que pasamos de las marcas, entre los bares con cervezas a 5 euros y los “moro birras” de todo a un euro, entre los guiris rosas y los cabellos azules que pasan desapercibidos…

Como un objeto más de la ciudad, nadie lo mira de verdad, nadie se da cuenta de que detrás de esa especie de bola con la cara agachada, sin querer mirar a nadie en forma de respeto, como si acaso a el alguien le mostrara algo de respeto, hay una persona. Hay una vida, una desafortunada vida…
Detrás de esos muebles, que están en todas las ciudades, en todas las partes, aunque nunca los vemos, detrás de cada mirada agachada, mezcla de tristeza, necesidad, quizás arrepentimiento, y vergüenza; hay miles de historias. Quién sabe si la precariedad de su país le obligo a jugarse la vida por necesidad, y que ahora necesita de la caridad, quién sabe si era un trabajador respetable de una fábrica, de esas a las que echan a los que llevan 30 años trabajando, porque les ataca una enfermedad llamada crisis, que solucionan dejando a miles de personas sin medios. Quién sabe si quizás es un drogadicto, que ha cambiado la vida por el vicio… quién sabe los millones de motivos que tienen esos muebles, para pedir nuestra caridad… Pero los muebles no necesitan comer, no necesitan casa, no necesitan vida…
¿Será por eso que echamos la vista un lado y seguimos caminando?. Tres meses después, he vuelto a ver a esa PERSONA, en el mismo lugar con la misma mirada que me contagia la tristeza… “ vi lo que no mira nadie, y me dio vergüenza y pena” citando, porque hay frases que merecen ser citadas.

1 comentario:

  1. Mi dirección de correo es maria_ns_2003@hotmail.com... es que Chema no se ha conectado hoy en todo el día! :-)

    Ya me agregas y hablamos, ok?

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